El otro día recibí un regalito. Un marcapáginas con una imagen. Lo elegí al azar, y por “casualidad” la imagen es un paisaje marino nocturno. En un lado una barquita velera , y en su proa una mujer mira el firmamento, cuajado de estrellas, en el que aparecen los caminos que las unen, dibujando, de esa manera, un mapa , símbolos, la rueda astrológica… Al otro lado un texto dice: La vida es un misterio cargado de belleza.
Esa mujer mira sin entender nada, sabiendo que en esos caminos trazados en el cielo, hay tesoros escritos que no sabe leer.
Así me he sentido yo en este viaje que compartimos; consciente de estar ante algo que no puedo dirigir, atrapar… Sintiendo con claridad que a mi barca la mueve el mar, que al mar lo mueve la luna, que a la Luna la mueve… A veces , me quedo totalmente en blanco y todo lo que creo saber se difumina y desaparece ante ese mapa celeste… Entonces, sólo me queda maravillarme de la belleza de esos mensajes que no sé leer, de entregarme al movimiento de las olas…
Esa mujer de la barquita, tras muchas horas observando, comienza a percibir que la rugosidad de la madera, el pelo que cosquillea sus pestañas, la vela que suena tras de sí azotada por el viento…están hechos del mismo material que el incomprensible mapa celeste. ¡Ahí está,! ese firmamento aterrizado, tan cerca, al alcance de su mano.
Así me siento yo acompañando vuestros viajes, con el universo aterrizado en nuestros encuentros. Y en este acompañar aprendo a entregarme, una y otra vez, al no saber, a dejar que sean las aguas del mar bajo vuestra barca, las que me guíen a mí también.
Gracias, gracias, gracias.. a todas y cada una de vosotras, por compartir-os y enriquecer este misterioso viaje .
Koki. Mayo 2024.