A veces el abismo no está delante,
y no es un vacío al que saltar.
A veces el abismo es un pasito minúsculo,
que de pronto damos sin darnos cuenta.
A veces, el abismo se esconde…
en un sonrisa fingida,
en un grito de defensa,
en un perdón que no llega,
en una risa burlona…
A veces nos quedamos al pie del abismo,
reuniendo fuerzas para lanzarnos,
sintiendo que el corazón nos va a reventar
y de pronto, nos damos cuenta de que,
no sabemos cómo,
ese abismo quedó atrás.
En algún momento del camino,
en un instante que pasó desapercibido,
sucedió que ya lo saltamos,
o lo bordeamos, o nos convertimos en él,
o lo cantamos, o lo pintamos de arco iris …
quizá nunca lo sabremos,
pero ese abismo, ahora,
no es el vacío que nos llevó al infierno.
No sé cómo saltar abismos…
lo que sí sé,
es que hay que seguir caminando,
pasito a pasito.
koki.